"El Narrador"
Ya lo dijo Walter Benjamin hacia 1930: "Cada vez es más raro encontrar a alguien que sepa contar algo bien, la causa de este fenómeno es evidente: la experiencia está en trance de desaparecer."
¿Y dónde está esa experiencia? Encerrada en los asilos o viviendo sola. Y mientras tanto, el hombre, ese animal narrador, va perdiendo esa facultad por la que siempre se había caracterizado en el mundo animal, y somos incapaces de narrar cualquier hecho. Y peor es, que ya no nos interesa escuchar las historias, ahora sólo hablamos, y lo peor, muchas veces sin saber.
Todavía recuerdo las historias de mi abuelo (en paz descanse), cuando las escuchaba con una pasmosa atención, no me gustaba perder detalle, porque me parecía muy interesante todo lo que sabía. Hoy en día veo a mi prima de diez años (la pongo como ejemplo cercano) y es incapaz de escuchar una historia de mi abuela (y no es que mi abuela no las sepa contar, de vez en cuando a mí me gusta parar a escucharla...). Me veo a mi abuela soltando sus palabras para que se pierdan en la atmósfera (quizá, recemos por que lleguen a la exosfera y no se pierdan en el espacio sin que nadie las escuche). Y la juventud, como no (y es mi generación, y cada día me encuentro más desencantado con ella, porque encuentro más defectos que virtudes), con el mando de la tele de la mano, la PSP (ya se quedaron atrás las Game Boys que tanto me fascinaron cuando salieron sin un ápice de color.)...
A mí, como joven, no influyente, y creo que eso es mucho mejor, para que se vea que soy un hombre de la calle, me gustaría animar a todo el mundo a escuchar las "batallitas" de los abuelos, que no son unos "carcas" y se pueden descubrir muchas cosas. Y también es algo para fijarse en cómo narran, siempre se puede aprender.
¿Y dónde está esa experiencia? Encerrada en los asilos o viviendo sola. Y mientras tanto, el hombre, ese animal narrador, va perdiendo esa facultad por la que siempre se había caracterizado en el mundo animal, y somos incapaces de narrar cualquier hecho. Y peor es, que ya no nos interesa escuchar las historias, ahora sólo hablamos, y lo peor, muchas veces sin saber.
Todavía recuerdo las historias de mi abuelo (en paz descanse), cuando las escuchaba con una pasmosa atención, no me gustaba perder detalle, porque me parecía muy interesante todo lo que sabía. Hoy en día veo a mi prima de diez años (la pongo como ejemplo cercano) y es incapaz de escuchar una historia de mi abuela (y no es que mi abuela no las sepa contar, de vez en cuando a mí me gusta parar a escucharla...). Me veo a mi abuela soltando sus palabras para que se pierdan en la atmósfera (quizá, recemos por que lleguen a la exosfera y no se pierdan en el espacio sin que nadie las escuche). Y la juventud, como no (y es mi generación, y cada día me encuentro más desencantado con ella, porque encuentro más defectos que virtudes), con el mando de la tele de la mano, la PSP (ya se quedaron atrás las Game Boys que tanto me fascinaron cuando salieron sin un ápice de color.)...
A mí, como joven, no influyente, y creo que eso es mucho mejor, para que se vea que soy un hombre de la calle, me gustaría animar a todo el mundo a escuchar las "batallitas" de los abuelos, que no son unos "carcas" y se pueden descubrir muchas cosas. Y también es algo para fijarse en cómo narran, siempre se puede aprender.
2 comentarios:
La batallitas de los abuelos, ¡que buenas! esas que nos hablan de un tiempo que nunca podremos conocer si no es de esta forma.
Se está perdiendo el gusto por escuchar y con ello perdemos la posibilidad de saber algo de la historia que nos precedió, que no fue exclusivamente la que nos quieren contar los libros de historia. Son las historietas de los nuestros las que realmente dan sentido a la nuestra.
Pero no culpes al mando de la tele o a la psp, eso solo son las excusas que ponen los que no quieren reconocer que cada vez nos importan menos las personas. Es más importante desarraigarse de los seres que nos rodean y con ello justificar la soledad en la que nos estamos asfixiando en el presente. Se menosprecia el pasado porque solo valoramos las apariencias, las posesiones, el estatus social.
Imaginate por un momento que te está contando batallitas una señora de 90 años, hermana de un importante músico español y que conoció a García Lorca. No, yo no soy de la clase acomodada, pertenezco a la clase vulgar, pero en algunas ocasiones he tenido la oportunidad de hablar con personas muy interesantes, y te aseguro que es una gozada dejarles que cuenten y cuenten esas serie de historias que nunca saldrán publicadas en los libros de historia.
Besazo sabatino.
Tienes razón. No es que haya poca gente que sepa contar historias. Lo que ocurre es que queda poca gente que sepa y quiera pararse a escucharlas. Demasiado rápido gira el mundo para escuchar historias.
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