Fotografía tomada el 29-9-2007; Folio en blanco en mi escritorio
Me permito el lujo de poner en duda el refrán que he colocado como título. No hay más que fijarse en la fotografía para darse cuenta que el folio sin palabras queda huérfano, como un cielo sin nubes o un tren sin pasajeros.
Simplemente con esto vengo a decir algo que es muy comentado por casi todo el mundo en su edad adulta: la falta de palabras. En dos vertientes, además:
La primera se trata de la gran falta de léxico que muchas veces denotamos cuando nos queremos expresar o intentar ser culto y correctos. Recurrimos a los gestos, a las imágenes.... pero somos incapaces de utilizar la palabra, que es lo que necesitamos para darnos a entender. Somos como un diccionario sin argumentos. Y nuestro oyente puede pensar: "¿Qué me estás contando?". Eso nos pasa demasiadas veces, y nos quejamos, y le ponemos pegas, pero nunca ponemos nada a nuestro favor para remediarlo. No me vale de nada una imagen si no sé describirla y muy a menudo, somos incapaces.
La segunda se trata de la importancia que han ganado los medios de comunicación audiovisuales. Los periódicos y radios que tanta importancia habían ganado, pues eran medios de comunicación eficientes y fiables han subsistido a la imagen. La televisión, el cine, la publicidad... la imagen es "Todopoderosa". Ya casi nadie se digna a leer un buen libro, todo tiene que venir en imágenes. Y es totalmente evidente que una palabra enriquece todo lo que no puede hacerlo una imagen. Es realmente digno de preguntarse: "¿Qué nos ofrece una pantalla que no nos pueda ofrecer un trozo de papel? Si lo pensamos, realmente las ventajas de la pantalla son muy pocas. Y la imaginación, decae mucho. Ya nos dan la imagen hecha, ¿para qué imaginarla? La tele está haciendo mucho daño a la palabra, y no sólo a la palabra, también al castellano.
Desde aquí comienza una cruzada para la conservación del castellano, con sus correciones y así evitar la victoria de la televisión (aunque no pretendo su omisión). También el "lenguaje sms" que tanto daño ha hecho a nuestro idioma.
Un consejo: Camilo José Cela antes que Televisión Española.
Simplemente con esto vengo a decir algo que es muy comentado por casi todo el mundo en su edad adulta: la falta de palabras. En dos vertientes, además:
La primera se trata de la gran falta de léxico que muchas veces denotamos cuando nos queremos expresar o intentar ser culto y correctos. Recurrimos a los gestos, a las imágenes.... pero somos incapaces de utilizar la palabra, que es lo que necesitamos para darnos a entender. Somos como un diccionario sin argumentos. Y nuestro oyente puede pensar: "¿Qué me estás contando?". Eso nos pasa demasiadas veces, y nos quejamos, y le ponemos pegas, pero nunca ponemos nada a nuestro favor para remediarlo. No me vale de nada una imagen si no sé describirla y muy a menudo, somos incapaces.
La segunda se trata de la importancia que han ganado los medios de comunicación audiovisuales. Los periódicos y radios que tanta importancia habían ganado, pues eran medios de comunicación eficientes y fiables han subsistido a la imagen. La televisión, el cine, la publicidad... la imagen es "Todopoderosa". Ya casi nadie se digna a leer un buen libro, todo tiene que venir en imágenes. Y es totalmente evidente que una palabra enriquece todo lo que no puede hacerlo una imagen. Es realmente digno de preguntarse: "¿Qué nos ofrece una pantalla que no nos pueda ofrecer un trozo de papel? Si lo pensamos, realmente las ventajas de la pantalla son muy pocas. Y la imaginación, decae mucho. Ya nos dan la imagen hecha, ¿para qué imaginarla? La tele está haciendo mucho daño a la palabra, y no sólo a la palabra, también al castellano.
Desde aquí comienza una cruzada para la conservación del castellano, con sus correciones y así evitar la victoria de la televisión (aunque no pretendo su omisión). También el "lenguaje sms" que tanto daño ha hecho a nuestro idioma.
Un consejo: Camilo José Cela antes que Televisión Española.
2 comentarios:
De acuerdo contigo en que estamos asesinando la palabra, pero yo prefiero a Pérez-Reverte, matilde Asensi, Italo Calvino, Hemingway..., pero a Cela no por favor, leí de él El Viaje a la Alcarria y La Familia de Pascual Duarte y he sido incapaz de volver a leer nada suyo, aiiiiins, con todos mis respetos, no le soporto.
Creo que debería irme ya a la cama que mañana se curra.
Besazos.
"San Camilo 1936" quizá te guste. De acuerdo contigo en "La familia de Pascal Duarte", es un tostonazo de los buenos, "El viaje a la Alcarria" no he tenido el gusto de leerlo.
En cuanto a autores, hay tantos para elegir... y ni siquiera nos dignamos en conocer un cinco por ciento de ellos...
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